martes, 30 de julio de 2013

En mi soledad (y cinco)

En mi soledad,
colecciono instantes a tu lado,
te elevo a mis altares paganos,
te nombro reina, diosa.
Un sólo beso tuyo cambia el aroma del aire,
lo purifica y lo envuelve en un perfume a rosas,
de esas que crecen en los jardines cuidados.
Qué sería de la tarde sin tu esbelta presencia,
sin tus ojos claros, sin tu mirada risueña.

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