Martes,
la luz de verano me recuerda tu nombre.
El sol no es más fiero
que un animal salvaje en el circo
cuya naturaleza es aplastada
para el disfrute del humano
que paga el precio de la mercancía.
Martes,
tengo nostalgia de tus ojos,
de la dulzura de tu voz.
En el teléfono,
suena como si llamaras desde la comisaria.
Martes,
el plan previsto satisface al impostor.
Pero esta luz de verano me recuerda tu nombre...
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