No tengo el impulso,
ni siquiera la inspiración,
para construir un poema de Martes.
Pero creo tener la música de las letras,
que encadenadas forman fonemas,
y, a su vez, acordes sonoros
que invaden la tarde
como un ejército musical.
Las tropas entran en la ciudad nueva
e instalan su campamento base de
estrofas, para acometer
la batalla final,
con métrica libre y
exhibición
de palabras.
Este es el poema de Martes,
que nació de la nada,
como tantas cosas nacen.
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