lunes, 22 de abril de 2013

Ambiente medieval

Me enamoro de tu risa,
de tu voz suave como el terciopelo,
de tu caminar pausado,
de tu hábil manera de hacer.
Hay quien dice
que no voy por el buen camino,
que me torcí.
Tal vez, yo les digo.
Lo que ocurre
es que de todas las rutas posibles, de todas
las encrucijadas a la que la
vida nos somete,
elegí el camino
desde donde se divisa
el palacio luminoso
en cuyos aposentos
creo que habitas
y cuyas
frías estancias
desconozco
pero aspiro a conocer.
Será larga la travesía,
enorme la dificultad,
pero el amor abre las murallas
y las puertas del castillo
para inundar los rincones
de ese elixir mágico.

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