De Federico Garcia Lorca, el poema "Río Genil":
Las alamedas se van,
pero dejan su reflejo.
(¡Oh qué bello
momento)
Las alamedas se van,
pero nos dejan el viento.
El viento está amortajado
a lo largo, bajo el cielo.
(¡Oh qué triste
momento!)
Pero ha dejado flotando,
sobre los ríos, sus ecos.
El mundo de las luciérnagas
ha invadido mis recuerdos.
(¡Oh qué bello
momento!)
Y un corazón diminuto
me va brotando en los dedos.
martes, 21 de mayo de 2013
Déjame que abrace tu soledad
Déjame que abrace tu soledad como si fuera la mía propia. Déjame, por un instante, pronunciar tu nombre bajito y que no exista más dicha que la de estar contigo.
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