Tan bonita que todos la quieren, se sabe
deseada y ella juega a bailar entre espinos.
Espinos que no la hieren
porque ya no le pueden hacer nada.
Tan hermosa que dibuja la sonrisa con
la mirada, terciopelo que abunda en las mañanas claras.
Cuando la tarde
se ensombrece y por los canalillos de la calle baja el agua, flor de
azahar: perfume, preludio y melodía de la incipiente madrugada.
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